Marc Márquez y los secretos para convertirse en ‘poleman’ centenario: “Se dice rápido, pero no es nada fácil conseguirlo”

A Marc Márquez no le gusta fijarse en las estadísticas, pero conseguir su pole position número 100 en Mugello, un circuito que nunca le sonrió demasiado, sí le hizo cierta gracia este sábado. “Suena bien eso de cien poles. Se dice rápido, pero no es nada fácil conseguirlo, y además en Mugello, en un circuito que me cuesta”, comentaba el ocho veces campeón del mundo, renacido a lomos de una Ducati que le permite volver a desplegar su versión más dominante sobre el asfalto. A los 32 años, el rey de la velocidad, el hombre con más primeras plazas mundialistas y también plusmarquista en la categoría reina, con 72 poles en total, está sobre todo satisfecho de haber podido recuperar la velocidad y explosividad natural tras su periplo de lesiones.

“El principal desafío de mi carrera era volver a ser competitivo después de la lesión, y eso ya lo he conseguido”, recordaba en la previa del GP de Italia. Ni el paso del tiempo ni las cuatro operaciones en el húmero derecho, que se rompió en el GP de España de 2020 y no pudo volver a sentir de nuevo en su sitio hasta 2023, han anulado el talento innato de Márquez para rodar más rápido que nadie en los circuitos. Este retorno a la plena competitividad, una mezcla de sacrificios contractuales, trabajo incesante en el gimnasio y comunión técnica con la fábrica que marca el paso en MotoGP, llega cuando Marc duplica en edad a aquel mequetrefe de 16 años que logró su primera pole bajo el chispeo de la lluvia en el GP de Francia de 2009. “¡Cómo va este niño!”, se maravillaban ya entonces sus rivales en 125cc.

Para enmarcar el hito de Márquez solo basta con otear el horizonte: nada. El segundo poleman más prolífico en 77 años de historia del campeonato del mundo es Jorge Lorenzo, con 69 primeras plazas, seguido de Valentino Rossi (65) y Mick Doohan (58). El australiano, que las logró todas en 500cc, fue superado ya en 2019 por el portento de Cervera, que luego se pasó tres temporadas sin firmar el mejor crono del sábado en pleno calvario por el brazo.

“Cuando pasan los años, el mantenimiento del cuerpo es aún más sagrado. Todo el mundo sabe que he renunciado a muchísimas cosas que pesan mucho en mi corazón para intentar estar el máximo tiempo posible disfrutando de mi pasión”, recordaba Márquez el curso pasado, cuando rompió su peor sequía ganadora en Aragón. “No es fácil olvidar aquello que te provocó tanto dolor”, apostillaba. En este inicio de curso, el 93 insistió en esa idea, especialmente porque olvidar de dónde viene es imposible cuando pasa más tiempo que nunca en el gimnasio: “Me gustaría tener el brazo de hace cinco años, pero no lo tengo y toca emplear más horas y esfuerzo”.

“Marc se ha convertido en un preparador físico de primera. Con todo lo que ha vivido se ha vuelto un experto en conocer y escuchar su cuerpo”, recordaba a EL PAÍS José Luis Martínez, su mano derecha en los circuitos. Para volver a ser rápido y explosivo, Márquez cambió de preparador físico y rutina por el camino, introduciendo una previa y un postcarrera en el pionero centro madrileño MSi Bio Performance, donde se entrenan también los astronautas europeos.

Este domingo (14.00 horas, DAZN), Márquez aspira a cosechar su triunfo 93 en un gran premio. Tiene a tiro incluso el récord absoluto de victorias de Giacomo Agostini, que amasó 122 entre los sesenta y los setenta.